lunes, 21 de noviembre de 2016

CRÍTICAS (XIX): "El Nacimiento de Una Nación", de Nate Parker

The Birth of a Nation. EEUU, 2016, 120 minutos. Director: Nate Parker. Reparto: Nate Parker (Nat Turner); Armie Hammer (Samuel Turner); Penelope Ann Miller (Elizabeth Turner); Aja Naomi King (Cherry); Jackie Earl Haley (Raymond Cobb). Guión: Nate Parker. Música: Henry Jackman. Montaje: Steven Rosenblum. Fotografía: Elliot Davis. Color.



INTRODUCCIÓN: SOBRE LOS JURADOS ECUMÉNICOS

Pues sí. Ya tenemos aquí El Festival Internacional de Cine de Gijón. Su 54 edición parece que será la última de Nacho Carballo como director. Sólo parece. Se ha quejado Carballo de escasez de recursos económicos, al tiempo que el gobierno local se ha plegado a las exigencias de la oposición y sacará a concurso la plaza. De nuevo el FICX como pretexto. El cine ya no interesa. Si el festival ha dejado de cuajar entre los gijoneses, ya no interesa. Si la muestra ha abandonado su línea, ya no interesa. 
Hablemos ahora de los jurados ecuménicos. Los grandes festivales lo tienen. Y dan su premio. Según ellos, por ensalzar los valores humanos (claro, no van a ser los valores de los tapires... en fin). En realidad son un grupo de directores, escritores, curas... que personifican la cuota católica en cada festival. ¿Tiene el FICX jurado ecuménico? Hasta ahora, creo que no...
Pero, si lo tiene, El Nacimiento de una Nación se llevará el premio. Menudo baúl le han metido a la organización con este rancísimo biopic digno de las películas de los sábados por la tarde en la catequesis del barrio.

¿QUÉ PINTA ESTO AQUÍ?

La pregunta del epígrafe es la que nos hacíamos muchos de los que sufrimos dos horas de cine académico, soso, aburrido y frío. Vayamos por partes: El Nacimiento de Una Nación ganó el premio del jurado (¿ecuménico?) en Sundance. Eso de ganar premios en Sundance ya no significa nada. El festival que naciera de la mano de Robert Redford ya no es una muestra de cine alternativo, diferente y lejos del mainstream. Ahora, es un escaparate para que las grandes productoras elijan lo que más se adecua a su línea mercantil e ideológica. Pasó con Little Miss Sunshine y ha vuelto a pasar con El Nacimiento de una Nación, adquirida por Fox, ya saben, el emporio de la derecha americana, gran apoyo para Trump desde su cadena de televisión. Así que el pestiño de Nate Parker ya tiene distribución en el mundo. En España se estrenará el 17 de febrero, justo en plena ebullición de los Oscar en los que, me apostaría algún dedo, va a estar presente. Así que podrán verla por un ojo de la cara en esos lugares en los que se sirve comida rápida y pasan una película para entretener el estómago, ahora llamadas salas comerciales, antes denominadas cines.
La etiqueta "Sundance" ya no significa nada. Así que, por favor, no nos la cuelen en el "programa" de mano para significar que vamos a ver algo distinto a lo habitual. Porque en eso consistía la Sección Oficial del FICX. Cierto: pestiños vimos a cientos. También muy buen género. Alguna que otra maravilla. Pero era riesgo y apuesta. Riesgo y apuesta. Cine periférico. Y, oigan, las salas se llenaban, intuyo que con menos invitaciones que ahora. 
Esta película es indigna de la sección oficial, que es el mascarón de proa de cualquier festival. ¿Que mola decir luego que tal o cual película que gana cinco Oscar se estrenó en Gijón? Pues vale, pero si ese es el concepto de dirigir un festival de cine... Si quieren estrenar ESTO en Gijón, hay otras secciones como Gran Angular. No nos lo cuelen en sección oficial porque es un descrédito. 

LA BIBLIA SALVA

Además de que va contra el espíritu de la sección oficial del FICX, El Nacimiento de una Nación es un bodrio de proporciones bíblicas. Lo de la biblia me viene a cuento, porque en eso consiste la película: un esclavo, Nat Turner, descubre la verdad predicando la "palabra de dios". En esas líneas entrevé un mensaje: hay que cargarse a todos los blancos. Diantres, no le revolvió la conciencia que le rompieran los dientes a un esclavo con un cincel. Ni que unos cazadores de esclavos le desfiguraran el rostro a su esposa a culatazos. No, lo que le salva es la biblia. Claro. 


                                      

Pues miren, Nat Turner existió de verdad, y era este señor:


 Un esclavo protegido por sus dueños, amaestrado como una fiera en las costumbres de temor de dios y todas esas cosas, muchas de las cuales siguen vigentes. Así que el buen hombre va de plantación en plantación animando a sus hermanos con aleluyas y glorias mientras los otros se revuelven en el dolor y el odio. 
Turner, el de verdad, afirmaba tener visiones de dios, que le hablaba y le decía que liberaría a los esclavos de su yugo. Una especie de Juana de Arco en Virginia. En la película no aparece esto, pero sí un angelito con alas de algodón que lo visita en sus últimas horas. Que sí, que sí. 
Nate Parker escribe, dirige y protagoniza la película. Parker es un antiguo luchador de lucha libre, actor eventual, que se negó a interpretar el personaje de un homosexual porque iba contra "la masculinidad de la raza negra". Bueno, si lo dice la biblia...
Tenía tanto y tan buen material Parker para hacer una gran película, que da mucho coraje lo que ha perpetrado. Una película sin ningún riesgo, manida, académica, técnicamente paniaguada. La cámara se sitúa de manera incorrecta en muchas ocasiones. Sobran fotogramas (no minutos, fotogramas que es peor. Las escenas cansan). Y ya, ese paralelismo que ya cansa, por cierto, entre Turner y Jesucristo... Ni siquiera el momento de la rebelión de los esclavos emociona, que es lo que tiene que molar en este tipo de películas. Habrá hecho las delicias de los que se rigen por catecismos y encíclicas. Y está bien que existan estas películas. Pero, amigos, esto es un festival de cine. No todo vale, por muy Sundance y demás etiquetas. 
Al final de la película, cuando el público deposita su voto en una urna, vi muchos dieces. Sólo hacía falta echar un vistazo al votante para saber por qué. Domingo, nada que hacer... tengo dos invitaciones para una película... 

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