viernes, 9 de diciembre de 2016

EL OUTSIDER CUMPLE 100 AÑOS: UN SIGLO DE KIRK DOUGLAS



Si el arma más poderosa de un actor o actriz de cine es la mirada, pocos han mirado como Kirk Douglas. Douglas ha mirado como un asesino, como un cabrón, como un enfermo, como un loco, como un hombre desamparado, como un hombre lleno de ira, como un esclavo, como un soldado, como un guerrero, como un hombre libre. Y siempre ha sido Kirk Douglas.
Cumple Issur Dannielovitch Demsky un siglo de vida. Kirk siempre ha estado ahí. Su presencia en la pantalla me transmite una confianza tal, que parece que es un familiar el que aparece al otro lado. Siempre tramando algo, siempre el cerebro como una dinamo, Douglas ha hecho 77 películas en las que no interpreta un papel, sino que él mismo es el papel. Mientras otros actores del Hollywood clásico, como Brando o Dean, estudiaban y se formaban en prestigiosas academias, Douglas vivía. Y toda esa vida se desbordaba como un torrente cuando actuaba, si es que se puede llamar actuar al desfondamiento psíquico que suponen los trabajos del actor neoyorquino. 

Kirk Douglas actuaba para vomitar su rabia y su sufrimiento. Judio ruso, hombre en la diáspora, vendedor callejero en su juventud, ingresó en la Universidad de St. Lawrence gracias a su dialéctica y su entusiasmo. Acabó por convencer al decano que aceptó a cambio de que trabajase como jardinero. Su vida ha sido una lucha constante, incluso cuando sufrió persecución por motivos religiosos y políticos. Su ideología le privó de ganar el Oscar, siempre vetado por la Academia, pero se ganó el respeto cuando se dejó la piel para llevar al cine como productor la historia del esclavo más famoso de todos los tiempos: Espartaco. Y, no sólo eso, sino que rescató del ostracismo al escritor Dalton Trumbo, que firmó el guión tras años de aparecer bajo seudónimo tras ser acusado de comunista, algo que efectivamente era.

Hoy, ese personaje en sí mismo que es Kirk Douglas cumple 100 años. ¿Es posible elegir diez interpretaciones por las que ha pasado a la historia? No. Pero vamos a intentarlo.

1. CHUCK TATUM EN EL GRAN CARNAVAL

Puede que no sea su mejor papel. O quizá sí. Pero Douglas nunca estuvo tan rabioso y tan cabrón como en esta película de Billy Wilder. Es de 1951, pero podría ser rodada hoy. Porque la condición humana no ha cambiado gran cosa. Tatum, un periodista fracasado, acaba con el tedio de un pueblucho de Nuevo México a base de prepotencia, crueldad y perversidad. Osea, el ser humano en toda su expresión. Arrampla con todo y el diablo le pone a huevo la noticia de su vida: un hombre ha quedado atrapado en una mina. El poder, el saber que la vida de muchas personas depende de uno, es la mayor droga. Un viaje hasta la degradación humana. Sólo Wilder podría convertir a este hijo de puta en un ser atractivo.


2. ESPARTACO

Espartaco es el proyecto que define la vida de Kirk Douglas. Quizás el secreto de su longevidad sea que siempre ha sido un outsider. El hombre correcto en la época equivocada. Espartaco no sólo es la historia del rebelde tracio que desafió a Roma. También es la película de su vida. Su determinación, despiadada en ocasiones, le valió para contratar a Trumbo, desafiar al sistema, y apostar por Kubrick, con el que ya había trabajado en Senderos de Gloria. Espartaco es la emoción pura, la historia de un hombre que comienza mordiéndole el tobillo a un soldado romano y termina siendo un mito. De rabia contenida, su papel es tan explosivo que en ocasiones sus ojos se vuelven amarillos. Nunca el cráneo de Douglas fue tan triangular. Por cierto, en las escenas de gladiadores no necesitó dobles. Douglas había sido campeón universitario de lucha libre.


3. JONATHAN SHIELDS EN CAUTIVOS DEL MAL

Siento debilidad por la descomunal película de Vicente Minelli. Es una catarata de puñetazos en el estómago, y no hay actor que use mejor los puños que Kirk Douglas. Cautivos del Mal es la historia del cine y, por ende, de la vida. Todos llegamos a ese punto en el que comes o te comen. Y Jonathan Shields optó por comer. Por devorar. Por destruir si hacía falta, para llegar a ser el productor más reconocido de Hollywood. No tuvo piedad ni de Lana Turner, que ya es decir.


4. CORONEL DAX EN SENDEROS DE GLORIA

La dignidad, el orgullo, la humanidad... pero también la paradoja de dedicarse a la muerte. La paradoja de deberse a las órdenes de sus superiores, que le exigen ejecutar a cuatro soldados, de manera aleatoria, tras una operación fallida. Un personaje poliédrico, el favorito de Douglas.


5. VINCENT VAN GOGH EN EL LOCO DEL PELO ROJO

Si soporto esta película sobresaturada de color, debido al daltonismo de Vicente Minelli, es por Kirk Douglas. ¿Qué está sobreactuado? Sí, pero también hay que saber sobreactuar. Me carga Anthony Quinn, al que le dieron el Oscar al secundario por salir ocho minutos. Supongo que por no dárselo a Douglas, que era el que lo merecía. Cosas de los vetos. Cuando visité el Museo Van Gogh, me venía a la cabeza constantemente la imagen de Kirk Douglas. Su rostro desfigurado, de perro abandonado, al final de la película. Su entusiasmo, su hambre, su pobreza. Kirk Douglas dejó una impronta con este fascinante trabajo. 


6. JIM MCLEOD EN BRIGADA 21

Una de las grandes películas sobre detectives. William Wyler echa mano del naturalismo para contarnos el día a día de una comisaría. Douglas en la cima de su sarcasmo infinito.


7. DOC HOLLYDAY EN DUELO DE TITANES

Trabajo meramente corporal, de ese cuerpo de tenista. Doc Hollyday, dentista, tuberculoso, jugador y pistolero por pura adrenalina. Nadie lo ha interpretado como Douglas. Hollyday se apunta al tiroteo de OK Corral por puro placer, por ayudar. Y qué bien dispara Douglas.


8. MIDGE KELLY EN EL ÍDOLO DE BARRO

Actuación total. Personaje increíble. Douglas consiguió con este papel su primer gran éxito, de la mano de Mark Robson, quizá el mejor director de películas sobre deportes de todos los tiempos. Ambicioso, canalla, rabioso... Midge Kelly aplasta a la gente que lo rodea igual que aplasta a sus rivales en el cuadrilátero. Las ansias de ser alguien, de crearse una identidad. Esas fueron las improntas de Douglas en su vida real. Con este papel comenzó a labrarse su imagen de actor vehemente y elástico. Una influencia clara y decisiva en el toro salvaje de De Niro.



9. CORONEL MARTIN 'JIGGS' CASEY EN SIETE DÍAS DE MAYO

Otra debilidad. La película, casi documental, de John Frankenheimer sobre la preparación de un golpe de estado contra el presidente de los Estados Unidos por parte de un grupo de militares contiene una interpretación inquietante de Douglas, que se debate entre delatar a sus compañeros o mantener silencio y dejar que el operativo de desarrolle.



10. RICK MARTIN EN EL TROMPETISTA

El papel perfecto para Douglas: un trompetista bipolar, atormentado, que alcanza el éxtasis en sus actuaciones para volver a las profundidades cuando afronta su vida real. Droga dura. El primer gran papel de Douglas.



Podrían haber sido otras diez películas. Qué más da. Kirk Douglas es ese compañero del colegio que te defendía  de los abusones y al que siempre buscabas. Te gustaría que fuese tu amigo. Un día desaparece y lo vuelves a ver veinte años después... y el muy cabrón está igual. Pues eso. El hijo del trapero ya es un personaje más de nuestras vidas.