viernes, 17 de octubre de 2014

(OTRAS 10) DE LAS MEJORES BANDAS SONORAS DE LA HISTORIA

Regreso en esta bitácora a la música de cine. A lo erróneamente llamado banda sonora porque, como ya sabéis, ese término engloba todo el espectro sonoro de una película, no sólo a la música. 
Hace unos meses repasaba diez de las que, en mi opinión, son las mejores composiciones para película de la historia. Hay tres factores que conforman la elección: primero, que me emocione. Segundo, que subraye el mensaje que transmitan las imágenes e, incluso, lo mejore. Y, tercero, que funcione como una composición independiente cuando la escuchamos. Las diez músicas originales que he seleccionado esta vez cumplen con estas tres premisas. Espero que a vosotros también os gusten y que os acompañen en estos días de otoño cotidianos y confortables, bellos y desesperados.
Al lío.

1. "EL FANTASMA Y LA SEÑORA MUIR", DE BERNARD HERRMANN

De nuevo el genial Herrmann intentando componer una sinfonía independiente a la película. La magia del asunto es que se acopla como un mecanismo de relojería a la acción de la película. Nadie como Herrmann tradujo a música los procesos mentales: el miedo, la angustia, el concepto de belleza, el enamoramiento. Y si no, escuchad esta música etérea, como surgida de otra dimensión. ¿Qué os sugiere?



El Fantasma y la Señora Muir, quizá la mejor película de Joe Manckiewicz, es pura poesía en movimiento. Rex Harrison es el espíritu atrapado en una casa a la que se muda Gene Tierney y su hija. La historia es de enjundia: mujer y fantasma se enamoran (!) y el espectro le dicta a la señora Muir sus memorias. Una exquisitez que Bernard Herrmann tradujo a música en una banda sonora para la historia.





2. "GIULIETTA DE LOS ESPÍRITUS", DE NINO ROTA

Seguimos con fantasmas. Aunque en el caso de la película de Fellini, no tan carnales como el que interpreta Rex Harrison. Los demonios de una mujer engañada por su marido, atrapada en los traumas de su infancia y engatusada por videntes para autoexorcizarse se desbocan en este film extraño y que, a todas luces (y declarado por el propio Fellini) es la historia de su propia vida junto a Giulietta Masina. Esta película bizarra y cien por ciento felliniana tiene una banda sonora bizarra y cien por ciento marca de la casa de Nino Rota. Entrañable, delicada, circense, tortuosa... la música de Rota cabalga por los meandros mentales de una mujer que quiere volver a la vida. 




3. "EL LEÓN EN INVIERNO", DE JOHN BARRY

Antes de dulcificarse hasta el almíbar con músicas para películas épico-románticas, John Barry era un excelente músico de jazz (él creó el inmortal tema para las películas de James Bond) y solía ser especialista en musicar la vida de personajes tan torturados, por ejemplo, como los de Cowboy de Medianoche o, el caso que nos ocupa, Leonor de Aquitania. La contundente película de Anthony Harvey nos narra un hecho crucial en la historia de Inglaterra. Eduardo II libera por Navidad a su esposa, la colérica, dura e inclemente Leonor, recluida en una torre. Discuten sobre quién sucederá al rey: el cruel Juan o el corajudo Ricardo. Ya saben la continuación, con guerra civil incluida. Leonor era Katherine Hepburn. Sus ojos maquiavélicos seguramente inspiraron a Barry esta fanfarria inmortal.


                                       




4. "LA PROFECÍA", DE JERRY GOLDSMITH

¿Que Jerry Goldsmith plagia? Quizás este eterno Ave Satani se parezca demasiado al tema principal de El León en Invierno (en realidad ambos plagian a Prokofiev, pero esa es otra historia). ¿A quién le importa? sigue siendo la música de terror por antonomasia. 


                                     


En efecto, la banda sonora de Goldsmith para La Profecía es antología pura de la música de terror. Sin embargo, tanto la película como la partitura ofrecen dos lecturas, como todas las buenas películas: por un lado, el advenimiento del anticristo en forma de un niño nacido de una loba en Roma y adoptado por un diplomático norteamericano que aspira a ser presidente del gobierno. Damien crece y, diablos, es el mismísimo Lucifer. Hace la vida imposible a todos los que le rodean, va acompañado de un perro negro aterrador, provoca el pánico entre los mandriles del zoo, lleva el 666 tatuado en el cuero cabelludo y, en definitiva, no le tiembla el pulso a la hora de quitarse de en medio a todo el que intente impedir que llegue a dominar el mundo. Pero luego está la parte sentimental de la película: la degradación de una familia cuya esposa (la gran, gran Lee Remick) no puede fecundar hijos y que se deja mecer por la opulencia y las ínfulas de poder. Así que, para ellos, Damien es su hijo amado. Y las notas de Goldsmith subrayan esta ternura.


                                    



5. "LA SEMILLA DEL DIABLO", DE KRZYSZTOF KOMEDA

Otra de terror y otra joya de la música para cine. Komeda dejó la medicina para convertirse en compositor de jazz y, eventualmente, el compositor de cabecera de sus paisanos Wajda y Polanski. Con este último alcanzó su cima con La Semilla del Diablo, la película que más se acerca a los ritos satánicos de las que se hayan filmado nunca. De hecho, todo el grupo de vecinos del matrimonio protagonista no son actores sino auténticos miembros de una logia satánica. Pero están tan tan tan bien, que hasta Ruth Gordon, la lideresa del grupo, ganó el Óscar a la mejor actriz secundaria, que tiene bemoles la cosa. Komeda logra, en una banda sonora casi minimalista, con unos sonidos que nos transportan no a Nueva York, sino a las calles de Varsovia en los 60, a recorrer los vericuetos mentales de Rosemary Woodhouse, feliz por la vida que parece esperarle (con una acomodada posición económica y un niño en sus entrañas), pero que poco a poco, como una metáfora de un mundo que se derrumba (la película es de 1968) sucumbe a una sociedad que no tolera la belleza. 


                                  


Ya sabéis que La Semilla del Diablo es una película maldita. Se rodó en el edificio Dakota, donde residía John Lennon y a cuyas puertas fue tiroteado el 8 de diciembre de 1981. Poco después de su estreno la banda de Charles Manson asesinó a la mujer de Polanski, Sharon Tate, que estaba embarazada... Komeda tampoco se libró de la maldición. Al año de componer esta obra de arte sufrió un estúpido accidente de coche y se despeño cerca de su casa en California. ¿Sabrá Ruth Gordon algo de todo esto? 


6. "AZUL" DE ZBIGNIEW PREISNER

De un compositor polaco a otro: de Komeda a Zbigniew Preisner. Preisner fue la punta de lanza de una pléyade de compositores polacos (entre los que están Killar o Kaczmarek) que aderezaron su extensa formación clásica con formas modernas de entender la música. Sus partituras siempre suenan a frío, a nieve, a soledad y a muros que se caen. Personalmente, detesto Azul. Kieszlowski se puso de moda entre los niños bien de mi generación. Quizá por eso no trague su aparatosidad vacua, pero tengo que volver a verla. Quizá cambie de opinión. Pero, caray, este Himno para la Reunificación de Europa de Preisner ya está en los anales de la historia de la música de cine. 


                                




7. "LAWRENCE DE ARABIA", DE MAURICE JARRE

Caigo, no sin sorpresa, en que aún no había seleccionado Lawrence de Arabia. Hago acto de contrición y me regocijo en esta banda sonora colosal, como toda la película. Lawrence de Arabia no sólo es una de mis películas, sino una obra de arte que trasciende los límites del cine. Es filosofía, escultura, pintura, y también música. En puridad, la película de David Lean es la mejor de la historia. Otra cosa es lo que le transmita a cada uno. Todo funciona como un reloj, nada sobra, todo es pertinente, y así la banda sonora de Maurice Jarre, íntima y grandiosa a la vez. Un canto a la dignidad del ser humano. 


                                 



8. "REBELIÓN A BORDO", DE BRONISLAU KAPER

Parece que la cosa hoy va de polacos. No es intencionado. El más veterano de los que han aparecido hoy aquí es Bronislau Kaper, un clásico de la música de cine de aventuras. Su partitura para Rebelión a Bordo, la más popular de las versiones del Motín de la Bounty que se han rodado (con Marlon Brando y Trevor Howard) tiene el nervio y la grandiosidad que merece la acción. Escucharla es verse surcando los mares (la música tiene hasta textura y color) y también mascar la tensión que crece a bordo. Una joya.


                                    



9. "RECUERDA", DE MIKLOS ROZSA

Es curioso, pero la más "hermanniana" de las bandas sonoras para películas de Hitchcock no es de Bernard Herrmann sino de un húngaro (en este caso nos movemos un poquito) llamado Miklos Rozsa. Como Herrmann, Rozsa penetra en la psique humana pero lo hace de una manera mucho menos tortuosa y más sinfónica. Este tema para Recuerda es la antonomasia del romanticismo. Y eso que la película tiene miga. Ya saben: amnesia, Freud, un crimen, Ingrid Bergman... una película colosal con una música colosal. 


                                    



10. "LUCÍA Y EL SEXO", DE ALBERTO IGLESIAS

¿Cómo? ¿Una banda sonora española entre las mejores de la historia? Pues sí. A Alberto Iglesias nunca le perdonaré el haber usurpado el puesto del gran Bernardo Bonezzi como compositor de cámara de Almodóvar. Sin embargo, creo que sus trabajos con Almodóvar están entre los peores de su carrera (salvo, quizás, La Piel que Habito). Sin embargo, Iglesias es lo más parecido a un genio que tiene la música española. Su partitura para la película de Médem es, sencillamente, la belleza en todo su esplendor. Iglesias firma todo un himno de las cosas pequeñas. Y eso tiene un nombre: grandiosidad.


                                   













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